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Elena del Rivero es una artista española que vive en Nueva York desde 1991. Esta exposición está dedicada a los trabajos que ha realizado en papel, material fundamental de su práctica artística durante los últimos 15 años. La distancia que la separa de su hogar ha encaminado sus meditaciones artísticas hacia el tema del origen, tanto cultural como familiar. Estas reflexiones incluyen dibujos con forma de cartas, compuestas para un destinatario implícito, real o imaginario. La lejanía ha llevado a Elena del Rivero al desafío de trabajar, concretamente, con materiales e ideas muy "a mano". Recopila marcas que dibuja y cose, repara, conserva y acumula. Para Elena del Rivero su labor es performativa, y el papel funciona como un soporte resistente y versátil para diferentes acciones que se acumulan de manera gradual. Se inspira en el arte americano, especialmente en las tendencias minimal y conceptual, así como en diversos sucesos literarios e histórico-artísticos. La artista infunde a su trabajo una instintiva atención al detalle, solemnidad, y cuando lo cree apropiado, irreverencia.

Nacida en Valencia en 1949, Elena del Rivero creció en una casa llena de libros. Era la mayor de dos hijos y la única chica. Ya de pequeña era consciente de la importancia que daban sus padres a la educación y al trabajo, y siempre le gustó dibujar. Tras una rebelión adolescente, entró en la Universidad de Valencia en 1971, donde estudió Filosofía. En 1975, embarazada de su hija, Elena del Rivero volvió a dibujar e inició su carrera artística. La mayor parte de los ochenta residió en Madrid, realizando pinturas y grabados que reflejaron su interés en el Nuevo Expresionismo (Neo-Expresionismo). El que quizás sea su cambio estilístico más significativo en su modo de hacer, tuvo lugar durante su estancia de varios años en Roma, en 1988, cuando comenzó a experimentar con formas geométricas y estructuras en cuadrícula. Al principio de los 90, después de que Elena del Rivero se trasladara a Nueva York, se acentuaron, cada vez más, los aspectos de serialidad y orientación procesual de su práctica, estableciendo matrices composicionales que le permitían profundizar en los temas, revelando sus entresijos.

Las series de dibujos más tempranas que aparecen en esta exposición son de 1992 y consisten en varias combinaciones de grafito, óleo blanco y, soprendentemente, aceite de oliva. Estos gestualmente expresivos y, sin embargo, elegantes trabajos sugieren una transición desde las tendencias neoexpresionistas de Elena del Rivero hacia propuestas más contenidas. Títulos epónimos se aprecian en gran parte de los dibujos. Varían un poco, pero en la mayoría de ellos se puede leer Carta a la madre. Los dibujos que figuran en torno a esta inscripción fueron los primeros trabajos de una serie que la artista realizó con rapidez, entre 1992 y 1999, creando alrededor de 3000 Cartas a la madre.

La inspiración para estas cartas fue la Carta al padre, de Franz Kafka (1919), ardientes relatos sobre la relación entre un padre y un hijo. Aunque los dibujos de Elena del Rivero tienen más que ver con los arquetipos que con lo autobiográfico, la experiencia personal o, mejor dicho, la relación de la artista con su madre y su hija indudablemente está presente en sus obras. El segundo grupo de cartas a la madre es igual de expresivo o más que el primero, pero el trazo es extraordinariamente ordenado, conteniendo en su mayoría repeticiones de series monocromáticas (generalmente de color negro), formando una o varias cuadrículas. Mientras las primeras cartas a la madre se producen en un hervidero de ideas y descubrimientos, los dibujos posteriores son crudas manifestaciones, presencias sombrías y silenciosas.

Desde principios de los 90 en adelante, Elena del Rivero amplió el alcance de las cartas, con series realizadas bajo títulos como Cartas de la novia (1996-1997), y más recientemente, entre el 2002 y el 2004, Nueve Cartas Rotas (Nine Broken Letters). Cada uno de estos grupos de dibujos está inspirado en un rol femenino tradicional (madre, hija, esposa, amante), demostrando que estos antiguos arquetipos sociales son un campo especialmente fértil para la creación artística. Posiblemente los trabajos más espectaculares de sus series de cartas sean Unfinished Letter (Letter to a Young Daughter) Carta Inacabada (Carta a una Hija Joven)" (1998), y Echo of an Unfinished Letter (Letter to a Young Daughter) Eco de una Carta Inacabada (Carta a una Hija Joven) (1999), cada una de las cuales consta de 600 dibujos separados, conformando una monumental cuadrícula.

Simultáneamente a la serie Cartas, Elena del Rivero realizó Sewing Minimalism (Cosiendo el Minimalismo) (1994-1995) y Dancing with Minimalism (Bailando con el Minimalismo) (1996), obras que critican de manera amable la mirada masculina del minimalismo americano, mimetizando su característica austeridad, con cremalleras y tules de nylon. También comenzó a trabajar con papeles hechos a mano. En particular el papel de abacá (hecho a partir de la planta del mismo nombre), permitió a Elena del Rivero experimentar con una superficie similar a la piel en su textura, luminosidad y elasticidad. Ha sido este papel el que ha estructurado el desarrollo de los últimos trabajos performativos de la artista, incluyendo Elle sort beaucoup (Ella sale mucho) (1999) y [Sw:it] Home (2000-2001), inspirados en la unión del ámbito doméstico con la vida en el estudio.

La instalación más reciente de Elena del Rivero [Sw:it] Home: A Chant (2001-2006), es un apéndice monumental de [Sw:it] Home y de todos sus trabajos que han tratado el tema de lo doméstico. Poco después de completar [Sw:it] Home, la vivienda de la artista recibió grandes daños durante los ataques al World Trade Center en Nueva York, el 11 de septiembre del 2001. Al vivir y trabajar cerca de este lugar fueron miles los papeles procedentes de las Torres Gemelas que se colaron en su apartamento-estudio cuando éstas se derrumbaron. Reaccionando de un modo característico al desastre, integrándolo en su arte, Elena del Rivero limpió, restauró y catalogó estos restos. Quemó los nombres que en ellos aparecían y los cosió y bordó en cinco rollos de muselina. Esta cortina de papeles que cae en cascada se muestra en la exposición al lado de vídeos del lugar en tiempo real y música compuesta por Butch Morris. Todos estos elementos constituyen la pieza más elegíaca de Elena del Rivero, dentro de un trabajo que ha buscado insistentemente disolver los límites entre el arte y la vida.

Elizabeth Finch Comisaria

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Elena del Rivero